jueves, 5 de enero de 2012

Sangre y dolor.

Solo piedra en las paredes que me mantienen prisionero, piedras que me impiden verla, pero me queda mi voz, porque a la voz no hay quien la pare, ni rejas ni paredes. Juzgado a muerte estoy simplemente por amarla y por el hecho de que ella me ame, un estúpido conflicto de nuestras familias hizo que mi cabeza tuviera que rodar, pero me da igual porque la quiero y saber que al morir su cara será la última que vea me hace feliz. No tengo miedo a la muerte porque se que no la merezco y si la sufro será por un pecado que no cometí. Tras varios días de aislamiento la puerta de celda se abre y dos hombres embadurnados en metal me conducen hacia la muerte. Por fin ante ella, ante mi amada que me susurra todo lo que siente por mi, en mi oído y los hombres me dirigen de nuevo hacia la cesta donde el verdugo depositará mi cabeza. Un hombre de costosas ropas empieza a rezar por mi y por mi alma según dice y mientras la familia de mi amada pide mi cabeza... El verdugo alza el hacha al aire y antes de que su acero roce mi cuello pido permiso para dar un discurso en nombre del amor, por compasión se me es concedido. Mis palabras no son para pedir mi vida o mi libertad, son para pedir la libertad del amor, la libertad de amar sin muros ni paredes, la libertad de amar sin conflictos pasados de familias arcaicas, hoy mi cabeza rodará pero no tengo miedo y eso es porque he muerto por amor, he muerto por los sentimientos que hacen vivir las personas, mi corazón descansará en un sueño profundo y con él mi alma y aunque hoy muera mis sentimientos se quedarán grabados para la eternidad, porque el amor no es solo un sentimiento, es algo más, algo que te hace sentir invulnerable ante cualquier situación, el amor mueve montañas al igual que arrastra vidas y hoy ante vuestros ojos tenéis a un hombre que muere por amor y que muere feliz porque sabe que allá donde las estrellas descansan le podréis observar y observar su sonrisa y hoy muero, ¡MUERO POR EL AMOR LIBRE Y SIN BARRERAS! (El verdugo bajo su hacha y su cabeza rodó mientras los rios salían de los ojos de las personas allí presentes...)

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